PAPITOS S.O.S.

  

EDUCAR SIN CASTIGAR





Golpear, gritar, humillar, insultar o simplemente ignorar a un niño, no lo educa; solo perpetúa el ciclo de violencia, deformando y dañando sus sentimientos y capacidades como individuo.  

A menudo las conductas de maltrato son protegidas por una cierta cultura de posesividad, según la cual los hijos son catalogados y tratados como objeto o producto bajo la hipótesis de que "los padres siempre saben lo que hacen". Sin embargo, y por lo general, los padres son inconscientes de lo nocivo de dichas conductas. Suelen repetir, además, el ciclo destructivo del que ellos mismos fueron objeto.

Por otro lado, no es sano castigar a un niño por lo que siente, pues las emociones, aún las agresivas, son en principio una realidad y por lo tanto válidas y deben expresarse por un conducto inteligente, Esta condición hace parte del coeficiente emocional.. "En este sentido, muy pocos progenitores aceptan las expresiones emocionales intensas", el precio de no comprender las emociones y aplastarlas cada vez que surgen, generan una serie de problemas en la etapa escolar, dificultades en la colocación de límites (función de la agresividad) con otros niños de su edad, problemas con la autoridad, rigidez, etc. 


Malos resultados:
Los niños que viven tales situaciones de maltrato emocional o físico sufren una baja autoestima, conductas reiterativas con juegos de poder ( agrede a otro o es agredido), rupturas con la realidad por insensibilidad emocional y desordenes psicológicos como psicopatías, neurosis, depresión infantil hasta esquizofrenia en el peor de los casos.
Murria Strauss, en su libro "Beating the Devil Out Them", menciona que si frenamos el castigo físico en los niños se cosecharan muchos beneficios y cuando sean adultos tendrán menos oportunidades de involucrarse en el abuso del alcohol, la violencia y disfunciones sexuales; estando menos expuestos a sufrir de depresión.
Recomendaciones para cultivar la autoridad:
  • La autoridad de los padres ha de ser compartida entre ambos padres.
  • Evita los extremos; ni sobreproteger .ni el extremo de desentenderse.
  • Sé un ejemplo acorde con lo que predicas, entre tus palabras y obras (coherencia).
  • Establece una jerarquía de consecuencias ante el mal comportamiento (siendo de carácter pedagógico).
  • No uses palabras que hieran; usa palabras que ayuden, que construyan un entendimiento que reflejen la relación entre sus actos y los efectos en los demás, en su entorno.
  • Propón una (buena) conducta meta para que tu hijo la alcance, con acuerdos y plazos fijos.
  • Si a la firmeza con flexibilidad y cariño.
  • Valora el reconocimiento de la verdad, como camino de desarrollar ojos para ver y sentido de observación (de las causas y efectos).
  • Cuando sea necesario niégate en forma clara y pacífica.
  • Una coherencia entre la palabra y la acción, entre lo que se trata de enseñar verbalmente y lo que se es, cierra el trato de apoyo y solidez.
  • El objetivo es aprender sin pegar, es corregir por la conciencia y el respeto por la palabra, los acuerdos y la disposición de pertenecer al grupo familiar (valores y normas).

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